La última noche en este increíble lugar, la hemos pasado durmiendo en un campsite público de parques nacionales. Ya habíamos estado aquí hace un par de años, pero solo un momento para ir la baño, durante un safari. Ha sido nuevamente una gran experiencia, pues estuvimos hasta el atardecer en un charco de agua que hay enfrente de camp y donde vienen a beber montones de animales. No hemos tenido la suerte de ver “gatos”, es decir leones, leopardos ni guepardos, tampoco hienas ni perros salvajes, pero bueno no siempre vamos a tener suerte.
Reservar estos campsites es tremendamente difícil y caro, pues lo gestionan parques nacionales y es un absoluto desastre. Lo intentamos hacer por nuestra cuenta y por supuesto ha sido imposible, tuvimos que pedir ayuda a unos amigos de Zimbabwe que lo pudieron hacer para nosotros, sino no hay manera.
El precio es una barbaridad, hemos pagado por dormir en nuestro coche en el campsite público, 2 personas, un coche y las entradas al parque nacional, 192 USD. Es una locura, pero es que nos dijeron que el precio era el mismo para un coche que para 4, así que lo ideal es venir con otros coches y compartir el camp.
Una anécdota sobre el parque es que en 1920 empezaron con la protección del parque, más de 14.000 hectáreas. En aquel momento no quedaban más de 1000 elefantes, actualmente se calculan unos 30-40.000 individuos.
Todos los años se hace un conteo de animales durante 24 horas y coincidiendo con la luna llena de octubre. Es una iniciativa ciudadana, que la gestionan desde Friends os Hwange.
Algunas de nuestras fotos cocinando, bueno cocinando Luci, yo haciendo fotos. Los elefantes estaban enfrente nuestro, a escasos 80 metros.